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viernes, 23 de diciembre de 2011

Reportaje.


LAS TRABAS DEL CAMPESINO.

Escrito por: Leidy Tatiana Rojas
Estudiante de Comunicación social - periodismo
En Teoría de la  comunicación
Universidad el Quindìo
tiletifa0319@gmail.com
Universidad  del Quindìo 23 diciembre 2011




"Campesinos de la zona rural de Trujillo - Valle, marginados en los programas de desarrollo económico y social que fomenta el Ministerio de Agricultura"

Colombia posee  valores culturales que atraen en gran porción a miles de turistas, dado que presenta con claridad los diferentes valores que posee y la distingue como una nación con  el verdor de sus campos, la belleza paisajista de sus montañas, la idiosincrasia del campesino, el contacto con objetos artesanales nacidas en una comunidad rural que hacen de la cultura un factor muy enriquecido del microentorno. En este sentido se creería  que como país diverso tanto natural como cultural el estado y la sociedad están dispuestos a trabajar por la conservación de una riqueza patrimonial. Sin embargo la realidad es cruda y se evidencia como la zona rural es ignorada, presentando necesidades y continuos riesgos en su economía y desarrollo. Simplemente se le reconoce  como atracción y maravilla productiva que ampara en gran porcentaje la  económica del país. La escasez de oportunidades y la invisibilidad de los campesinos como agricultores y, su núcleo familiar es muy preocupante, ya que el estado y sus entidades públicas no ayudan a mitigar las trabas que el campesino enfrenta.

La ciudad consume lo que se gana.
En el corregimiento de Venecia municipio de Trujillo- Valle está ubicada la vereda llamada Alto Cristales; en la finca las Veraneras habita una familia de siete personas provenientes de la ciudad de Santa Rosa de Cabal (Risaralda), encabezada por José padre de familia y agricultor. Anteriormente vivían con los hermanos y su madre en Santa Rosa, su situación económica no era mala,  José tenía un trabajo con buena remuneración en una cafetería pero era difícil para el sostener a su familia en una ciudad que consume lo que se gana. Uno de sus hermanos le planteo trabajar en el campo, laborar en su finca ubicada a  tan solo 15 minutos del corregimiento de Venecia. José acepto por necesidad, más que por gusto; la inseguridad, la falta de tiempo para compartir en familia y el elevado precio de los víveres de la canasta familiar que producían un déficit en su economía los llevó a emigrar de la ciudad. La familia está integrada por la madre dedicada a las labores del hogar, también está  su hermano y su padre quienes laboran en el campo, sus dos  hijos (niña y niño), matriculados en la escuela de la vereda y la niña menor que a un no puede estudiar por no tener suficiente edad y por supuesto José.






La familia Restrepo Barón.


                             Fuente: Leidy Tatiana Rojas. 






Una nueva vida, un nuevo hogar.
José trabaja en la finca como administrador ya que no es propietario; dentro de sus actividades se dedica a coger el café, corta el plátano y  fumiga los cultivos, por el momento la familia  aprende de la experiencia  del dueño de la finca en lo que compete las labores diarias del campo, debido a que hace solo 3 años viven en esta zona. En este momento  está dichoso de poder disfrutar de las montañas verdes y hermosos paisajes que ofrece la vereda; el silencio en la noche que produce tranquilidad al dormir, algo que no se sentía en la ciudad y, con gran entusiasmo menciona el poco dinero que gasta en la compra de la remesa. Es cierto que la zona no tiene buenas vías de acceso y el mal clima hace que la tierra se remueva y cause desastres en la carretera y en los cultivos, pero son trabas que hacen de José un hombre con ganas de luchar por el campo y sacar adelante su familia por medio del café y plátano, principales actividades económicas de la región. Pero esta lucha se traduce en un gran esfuerzo por José que junto a su comunidad exigen todas las garantías que ofrece el ministerio de agricultura  con el objetivo de no perder sus cultivos afectados por la ola invernal (ver gráfica 1), y respecto a ello Restrepo dice (2011): “Se otorgaran créditos  en condiciones FINAGRO a productores con predios ubicados en zonas afectadas por la Emergencia Invernal. La normalización de cartera de estos préstamos permitirá a los productores afectados, arreglos tendientes a mejorar la tasa, ampliar plazos, modificar la periodicidad de pago de intereses y los planes de amortización a capital”. Gran avance que les permite sacar adelante sus cultivos, ya que las pocas ayudas físicas que envían se quedan en los municipios y corregimientos cercanos.


Variaciones en los precios de productos por grupos.
Gráfica: 1

                                                  Fuente: la mayorista.com




Las trabas de un campesino como principal productor agrícola.

En el transcurso de la ola invernal que causa grandes pérdidas al país, la zona rural se ha visto gravemente afectada en cuanto a deslizamientos de tierra y plagas que afectan el café, como la roya y la broca. Las malas vías de acceso que generar  paro en la distribución de los cultivos son unas de las tantas problemáticas que presenta la zona en estos momentos. Las entidades como la CVC, la UMATA, CENICAFÉ y el Ministerio de Agricultura, que buscan la protección del medio ambiente y la calidad de vida del campesino no aparecen en las veredas alejadas del pueblo. Los campesinos necesitan programas que les adviertan de las plagas, las herramientas a utilizar para su erradicación y la reconstrucción de las vías, pero ninguna entidad pública se hace presente, excepto por la Federación Nacional de Cafeteros que envió herramientas y venenos para controlar la roya. En el corregimiento la situación no excede los límites de gravedad como en otras regiones (ver tabla 1), pero por ello no quiere decir que no estén pasando necesidades. En resumen son problemas de riesgos naturales que forman una crisis alimentaria, económica  y de desarrollo en la comunidad.
EVALUACION DE AFECTADOS: Uso del suelo y áreas de inundación.
Tabla: 1

     Fuente: Marco Agropecuario DANE - MADR     


Aquí nos preguntamos, si las ayudas y programas que el estado promueve llegan a los municipios y pueblos rurales, ¿Por qué no llegan a las veredas?, Alto Cristales está conformada por más de 15 fincas de las cuales ningún integrante ha formado la junta de acción comunal, es decir la zona no cuenta con ningún representante que haga pública las problemáticas y exija ante la alcaldía del municipio las ayudas. No obstante, la CVC está enterada de la falla geológica que comprende todo el corregimiento de Venecia y diferentes veredas, entre ellas Alto Cristales y aun así, no han visitado la zona. Los riesgos no son solo para los cultivos, José menciona: “Mis hijos tienen que bajar por un “desecho” para llegar a la escuela lo que es muy peligroso, porque las zanjas que hay en la tierra se encuentran por todo el recorrido en las que mis niños puede caer; además de lo solo que permanecen esos caminos”.  De la misma manera manifiesta que la escuela también se ve afectada porque frente a ella constantemente ocurren derrumbes que poco a poco acaban con su infraestructura. Es la única escuela que tiene la vereda para formar a los niños, algunos con la ilusión de entrar al  colegio del pueblo.

Derrumbes en la carretera de Alto Cristales.



                               Fuente: Leidy Tatiana Rojas.




 He de referirme también a otra grave situación  que acecha al campo, y es la migración de los jóvenes campesinos a las ciudades en busca de un mejor futuro por medio de la universidad y empleos laborales. Añádase a este los jóvenes que se retiran de la escuela para ayudar a sus padres en las labores del campo y  quienes deciden dejar la escuela por lo poco que enseñan y exigen. Las aspiraciones de dejar el campo para salir en busca de oportunidades educativas y laborales se debe a la degradante calidad, presupuesto e infraestructura de las instituciones educativas y la escasez de oportunidades laborales de la zona rural de Venecia. El dinero que un joven anhela para salir con sus amigos y ayudar a sus padres igualmente produce la deserción en las escuelas y colegios. Regularmente, son los mismos campesinos mayores quienes se quedan a luchar por el campo, dado que los jóvenes migran a la ciudad, capacitándose en áreas completamente diferentes a las del agro o se ven obligados a sobrevivir como jornaleros.
“Los pelados ya no quieren estudiar y se van con los padres a trabajar en la finca no terminan ni la primaria”: dice José. Muchos casos conoce él sobre los niños y jóvenes que se retiran de la escuela o colegio para ayudar a sus padres económicamente o porque consideran que no son buenos para el estudio, como regularme se menciona. Si bien, José  relató el caso de un vecino en el que su hijo decidió desertar del colegio en otro corregimiento cercano  llamado Andinápoles ubicado a una hora de la vereda. Cuenta que el joven se dirigía a la institución en su motocicleta, pero cuando llegaba lo recibían con la noticia de que el profesor no iba a dictar clase, le dejaban solo un taller para hacer en casa y así regresar de nuevo a su hogar perdiendo un día de colegio. En varias ocasiones el grupo no tenía nada que hacer porque el profesor estaba dedicado a otros asuntos o simplemente los ponía a interactuar con los juegos de mesa y, cabe la aclaración que en esta zona solo hay un profesor que dicte una materia asignada. De tanto descuido y holgazanería  que paradójicamente no comienza por los estudiantes, las drogas y malos hábitos fueron envolviendo a su salón de clases. Son muchos los esfuerzos que la familia hacía para que el joven asistiera a las clases; por lo tanto decidió retirarse, pues no estaba obteniendo nada.

En la misma vereda esta Brahian, que  por ayudar a su padre y a su familia a mejorar económicamente, se  ha retirado de la escuela, cursando solo hasta el grado quinto, preocupado por los sacrificios que sus padres hacen para darles de comer a él y sus dos hermanas menores. Decidió retirarse para ganarse un pago de jornalero profesional, que solo con once años de edad,  deshierba, fumiga coge y soquea el café. Estas dos situaciones alarman a José que ha visto en la ciudad como los niños van a la escuela sin ninguna preocupación y son formados por más de un profesor que les asignas talleres en clase y talleres para trabajar en casa. En el campo nota como los niños son acostumbrados a trabajar y hacer a un lado el estudio y los juegos; como en las instituciones se limitan en enseñar lo que una cartilla desactualizada dice, como la falta de recreación y deporte afecta a una comunidad donde las drogas no es un tema ajeno. El Foro educativo, una institución que se dedica ampliamente a analizar las políticas educativas, presentó el libro ( Educación en tiempos del Apra – 2009) dedicándole un amplio capítulo a la Educación rural donde hace mención a lo siguiente: “La educación en las zonas rurales de nuestro país muestra, desde hace tiempo claros signos de insuficiente calidad, poca pertinencia y gran inequidad”, afirmación que se pretende persuadir con el proyecto de ley, y su respectiva reglamentación denominada, “Ley para la Promoción del Desarrollo de la Educación en Zonas Rurales” en el que se pretende fomentar proyectos académicos para mejorar la cobertura y calidad.

Hemos dejado para el final la problemática que en estos momentos los campesinos de este sector están vivenciando. El dueño de la finca el señor Bernardo que ha vivido por más de 15 años en la zona, asegura que nunca se habían visto tan afectados por el alza en la pipa de gas, y dice: “La pipa vale lo que se le paga a un trabajador y así no se puede”  la pipa está a un precio de cuarenta y siete mil pesos que cada mes se debe invertir para la cocción de los alimentos que tanto trabajadores como la familia van a ingerir. Es por ello que han recurrido a la tala de los árboles que vislumbran la zona boscosa de la finca, afirmando que si sacan el dinero para comprar la pipa no podrían pagarle a un trabajador en la semana. De manera pues que se sienten comprometidos con el medio ambiente, siendo la madera un recurso de vital importancia para reducir gastos (ver gráfica 2). Como se hizo notar anteriormente, la vereda está siendo afectada por una falla geológica que abarca la zona del corregimiento de Venecia hasta la “Linda” afectando a la comunidad con derrumbes, zanjas, taponamientos de las carreteras, y se han quedado sin la carrera que conduce de Venecia a alto cristales debido a un derrumbe.

Distribución del Arbolado por el Uso del Suelo.
Gráfica 2:





         Fuente: Censo del Árbol. 2008. Jardín Botánico de Bogotá.




El estado olvida, pero no “abandona”.
A pesar de la precaria suerte del campesino como agricultor y en ello se hace referencia a José, su familia y su comunidad, respecto a  los socavones en  que caen constantemente y que han originado la invisibilidad de sus problemáticas ante el estado, habría que decir que no por completo se han abandonado. Se trata pues de un proyecto del INCODER en el que se otorgan hectáreas de una finca a familias que cumplen los siguientes requisitos: No pagar seguridad social, no tener predios, tener Sisben uno, tener a cargo personas y niños menores de edad. José que está inscrito en el proyecto, menciona que  ya termino la primera fase y espera que lo llamen para cumplir con la segunda y por fin tener su propia finca con alrededor de 5 hectáreas en la que sembrara café y plátano, para así continuar en el campo. A demás de ello anhela que otras entidades como la CVC y el Ministerio de Educación lleguen a estas zonas que realmente necesitan ser diagnosticadas en cuanto a desastres ambientales debido al deterioro de las vías y derrumbes de las montañas ocasionadas por la falla geológica. Igualmente programas de  desarrollo social que conduzcan a una educación de calidad y el aumento de empleos, Arango mencionaba así: “El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural se ha concentrado en la producción competitiva y el crecimiento netamente productivo, dejando a un lado el desarrollo rural, al punto que no cuenta con una política específica para tal fin”.


Conclusión.
Quizás entonces el campo para el estado solo he visto como una máquina que produce y jalona la economía del país, por lo tanto son insignificantes las personas encargadas de ponerla a funcionar, siendo  ignoradas en un contexto hermosamente desfavorable, pues a cualquier campesino que se le pregunte afirmara que el trabajo en el campo no es fácil. El riesgo al que se someten los campesinos tanto por las labores que se realizan como por los desastres naturales y los grupos armados que escasamente se ven por esta zona son razones de un trabajo áspero que sin programas de apoyo se convierte fácilmente en una odisea. La pobreza ha aumentado en 8,5 millones de campesinos que  poseen pocas hectáreas de tierras y no tienen como cultivar, otros solo viven de un jornal que les ayuda al sostenimiento diario. Es entonces que resulta repugnante como el estado se jacta del crecimiento en la economía gracias a la mayor actividad económica que corresponde a la agricultura  (ver tabla 2), y  mencionando a Colombia como la mayor y mejor productora de café promocionándolo  a través de su agraciado Juan Valdez que pasea por diferentes países, mientras que los directamente involucrados se les retribuye con la indiferencia. José que no se rinde antes las adversidades, quiere seguir viviendo en el campo, menciona que es allí donde está el futuro.



Referencias Bibliográficas:
·         http://www.dane.gov.co
·         www.elespectador.com
·         www.elportafolio.co
·         www.eltiempo.com
·         http://www.sigpad.gov.co
·         http://www.cenicafe.org/
·         http://www.cvc.gov.co
·         http://www.cali.gov.co
·         http://www.incoder.gov.co/
·         www.presidencia.gov.co/