OBSERVACIÓN
DEL ROL DE GÉNERO Y LA HOMOSEXUALIDAD EN LA ZONA RURAL” CORREGIMIENTO DE ANDINÁPOLES
– TRUJILLO- VALLE”
“La homosexualidad es la integración y creación
de algo nuevo en la que el individuo presenta una orientación sexual por su
mismo sexo y que a través de la experiencia se constituye el plan de vida. El
rol de género no es biológico, es una construcción social y como tal debe y
puede ser trasformado, una mujer no nace siendo buena en la cocina y un hombre
no nace sin poder llorar. Los patrones y conductas están predeterminados por
las instituciones, pero es el hombre quien determina su identidad y la sociedad
debe estar preparada para Incluirlo socialmente”
Existen conceptos normativos
que manifiestan las interpretaciones de los significados de los símbolos
sexuales, estos conceptos se expresan en doctrinas religiosas, educativas, científicas,
legales, políticas y en los medios masivos de comunicación afirmando el
significado de hombre y mujer, masculino y femenino. Estas instituciones
reproducen los comportamientos significativos de cada género, sancionando aquel
que no se ajuste a las normas planteadas.
En la zona rural del municipio
de Trujillo - Valle, corregimiento de Andinápoles con 2000 habitantes, el tema
de la homosexualidad es indiferente mas no
desconocido, ya que los campesinos han podido evidenciar ciertas conductas
“anormales” entre algunos jóvenes que
por su comportamiento son señalados y estigmatizados por la comunidad que tiene
establecido sus modelos de conducta y determinada la distribución
de papeles sociales condicionando la relación de género con el aspecto sexual. Los
valores y principios de una familia campesina está más arraigados a las instituciones religiosas y las
estructuras enseñadas por las generaciones pasadas que reproducen los modelos
de la familia tradicional, con la intención de llevar una vida que manifiesta
una felicidad para aquel que siga el ejemplo.
Cuando uno de los
integrantes esta por fuera de la normalidad del marco social, se le es
atribuido el calificativo de extraño, fracaso o decepción por el hecho de sentirse
identificado con el género contrario y evidenciar un comportamiento que no
pertenece a su sexo, factores que generan estigmas y exclusión; los jóvenes que se aceptan como homosexuales y
lo manifiestan en su entorno familiar y social son muy pocos, pues se enfrentan
a un sistema que no coincide con sus gustos y prácticas sociales; un medio que no lleva a la felicidad planteada por la
comunidad.
La expresión de masculinidad
y feminidad en términos de comportamientos no se determinan biológicamente; se
adquiere a través de la socialización del patrón establecido de actitud y
valores, durante los procesos de desarrollo de la niñez a la adultez. La
estructuración de género llega a convertirse en un hecho social tan fuerte que
llegamos a pensarlo como natural; por ello se cree que los hombres son fuertes
y lideran en el hogar y que las mujeres son las que limpian y son sumisas por
ser características innatas de cada individuo. El género estructura
tanto la percepción como la organización concreta y simbólica de toda la vida
social.
En la vereda Alto Cristales,
finca las Veraneras, habita una familia cristiana conformada por padre, madre,
2 niñas y un niño; hace unos años se han venido presentando problemas con el niño mayor, su
comportamiento y ademanes preocupan a su padre que según su criterio no es el
comportamiento de un varón que ha trabajado en el campo. El niño tiene 11 años
de edad y estudia en la escuela de la vereda, en ocasiones le ayuda a su padre,
pero es a su madre a quien le dedica más tiempo, el manifiesta que disfruta más
ayudando en las labores del hogar. Tiene habilidades para las manualidades, le
gusta jugar con sus hermanitas a las muñecas, no obstante, no deja a un lado los carritos y el futbol. Frente a
esta situación el padre decide castigarlo cada vez que ve en él, el
comportamiento de “niña” o “Mariconsito” es así como le dice el padre a su
hijo, por ello el niño cuando se encuentra frente a su padre procura utilizar
la postura que este le ha enseñado y deja a un lado cualquier motivo de
reprenda. Es posible que este niño, en su descubrimiento de identidad se vea
atraído por objetos y acciones que corresponden al género femenino y se pueda
deducir que prefiere sexualmente los
niños de su propio género. La situación del niño estaría envuelta en un caos, ya que esto le
atraería muchas dificultades y aún más por estar en una zona rural desinformada
en temas referentes a la sexualidad. Su padre es claro que no acepta ese tipo
de comportamientos, ni nada relacionado con el tema, la cultura de los
campesinos establece que los hombres “machos” sin delicadezas son los que
trabajan en el campo, quienes conforman una familia y llevan el sustento a
casa. Es así que este pequeño estaría obligado a permanecer catalogado como
extraño en su entorno o se vería obligado abandonar el campo, por no cumplir
con las expectativas de sus padres y los patrones establecidos por su comunidad. Se vería obligado a buscar otras personas con
las cuales pueda integrarse, reconocerse y expresar las experiencias acerca de
su sexualidad, sin miradas prejuiciosas.
¿Pero si no es así, si el
niño solo se comporta de esta manera y no le atraen los niños de su mismo
género? Podríamos decir que los ademanes
y la preferencia por objetos femeninos hacen parte de una personalidad
desarrollada a partir de la convivencia con 2 niñas y una mujer, donde el
perfil del padre y demás niños es poco evidenciado y encuentra en el género
femenino un modelo a seguir. Es claro que las
características sexuales no implican de manera universal a todas las
características genéricas.
El rechazo a los varones
gays viene de una supuesta pérdida de la masculinidad, que se considera un
valor en el campo y en toda la sociedad. El machismo generalmente se iguala a
la jactancia, a la hazaña sexual, la protección del honor y a la voluntad de
enfrentar el peligro entre otras características. El número de homosexuales que
han salido del clóset en el corregimiento de Andinápoles no es elevado, los
mismos jóvenes manifiestan que son muchos los hombres que le temen a la
vergüenza pública, incluyendo a los que ya tienen conformada una familia. Ser
gay en una población con un bajo número de habitantes, donde el rumor es su medio de comunicación,
los principios y valores arraigados a la moral religiosa y una cultura establecida a través de las
generaciones pasadas que incluyen unos patrones determinados de conducta lo que
concierne a sus sistema económico, hacen parte de las barreras que impone el “clóset”
en la zona rural.
El joven “Andrés Camilo” (nombre
falso) trabaja en el campo con su padre, su ropa de trabajo corresponde a una camisa,
pantalón, botas, sombrero y machete. Por la necesidad económica, si en los
fines de semana existe la posibilidad de trabajar, el vestuario no cambia. Andrés
ha aceptado sus gustos femeninos y su inclinación sexual; pero sin embargo, no le es posible expresar a los demás lo
que siente y como quiere verse, manifiesta que es probable que la comunidad ya esté
enterada de las irregularidades en su comportamiento, pero nadie le dice nada y
los rumores no se hacen esperar. Mientras sus padres hacen caso omiso a los
“chismes”, la comunidad y la familia notan las irregularidades pero son
indiferentes a ellas.
La vergüenza, el miedo, la
culpa hacen de Andrés un joven deprimido que solo sueña con poder usar algún
día un vestido, con zapatos altos y poder salir a bailar a la taberna del
pueblo con un hombre guapo, pero ese sueño se ve truncado. Los jóvenes gay son
solo 3, él y otros 2 jóvenes que se han
dedicado a vender su cuerpo a los campesinos y comerciantes que esconden sus
preferencias sexuales en una buena familia, estos 2 jóvenes se reconocen como homosexuales
y aceptan su cuerpo tal y como es, a diferencia de Andrés que sueña con ser una
mujer. Andrés menciona que no hay forma de relacionarse con personas con sus mismas
características, compartir experiencias y poder sentirse identificado y seguir
las recomendaciones de otros más experimentados, manifiesta que no quiere salir
con hombres casados que se esconden de la esfera pública y tener que vender su
cuerpo para suplir sus necesidades, ni mucho menos ser tratado como un fenómeno
que divierte al pueblo. Los habitantes del corregimiento señalan, discriminan,
crean rumores y mitos acerca de los homosexuales, infringiendo miedo a los más
jóvenes que se sienten diferentes, lo que los lleva a reprimir su identidad.
Uno de tantos errores cae en la falta de información sobre sexualidad que se
imparte en las instituciones educativas, la falta de reconocimiento social y
espacios que fomenten la información; además la
invisibilidad por ser solo 3 personas homosexuales en el marco social, son
factores que intervienen negativamente en el proceso de desarrollo de la
comunidad e individuos por lo tanto es necesario reformar un sistema que evidentemente
solo abarca lo heterogéneo y brinda mayor interés por la metrópolis.
La
construcción de la identidad de género de los jóvenes en un corregimiento que
restringe las opciones y posibilidades de un grupo delimitado de personas
que buscan integración y reconocimiento social como homosexuales no es sencilla.
Vivir en un entorno donde la familia, los amigos y el resto de la población no
aceptan la diversidad sexual y estigmatizan lo inexplicable con términos
escuchados en los medios masivos de comunicación, en las instituciones
religiosas, educativas y sitios públicos hacen que cada vez el silencio y la doble identidad sea la principal y única manera de convivir. La
comunidad asegura que por medio de la estigmatización va a lograr que estos
individuos tomen conciencia del error que han cometido, es como si hubiesen
caído en un trance o rebeldía juvenil que puede tener solución, los campesinos
hablan de llevarlos al médico y ser revisados, de consultar al párroco de la
comunidad, buscando eliminar cualquier idea de posesión de un demonio y aún más
grave esta la aceptación por parte de la comunidad en que solo lo hacen por
dinero, pues no les gusta el trabajo del campo y buscan formas de sobrevivir
más sencillas.
En Andinápoles
la comunidad reconoce como homosexual o “marica” como lo llama la mayoría de
personas, a solo 2 individuos, por su
comportamiento y actividades sexuales relacionadas con hombres, Andrés no está
dentro de ellos pues solo especulaciones que la comunidad circula sobre él. En
un pueblo tan pequeño estos 2 homosexuales “Rubén” y “Johnny” se han convertido
en figuras públicas, reconocidas en todo el pueblo, lo que acaba con toda intimidad por medio de lo que la
comunidad ve y escucha sobre su vida íntima. Ellos mencionan que ya están
acostumbrados al señalamiento y exclusión de algunas personas y sitios
públicos;” es como tener la mitad del pueblo como tu enemigo” menciona uno de
los jóvenes. Sin embargo continúan en el pueblo porque sus familias son su
principal sustento económico, a pesar de la falta de apoyo en la experiencia de
vida que han decido seguir. Además obtienen
entradas económicas por medio de algunos hombres que prefieren seguir en el clóset
o anonimato y afirman que la mayoría son hombres casados y con familia. “no es
una vida fácil, pero puede ser mejor aquí que en la ciudad”, es lo que
manifestó uno de los jóvenes, argumenta que la situación de los homosexuales en
las ciudades es más complicada, pues puede ver en la televisión asesinatos,
violaciones, abusos a quienes trabajan en las calles como trabajadores sexuales.
Y complementa, “para un homosexual
campesino no habría otra forma de sostenimiento que no fuera ese”. Mencionan que
en el pueblo son tratados como diversión, sin ningún respeto y aceptación, se
refieren a su condición como una aberración que para muchos produce lástima y
para otros un chiste que no les incumbe.
Por
otro lado, Andrés que no ha hecho pública su inclinación sexual y el
género al que se encuentra identificado,
menciona que sueña con transformar su cuerpo, con todas las características del
cuerpo de una mujer; sueña con tener senos, utilizar tacones y vestidos, poder
maquillarse, dejando aun lado toda la ropa sucia y mal olor de trabajador,
claro está que dentro de sus planes todavía no cabe la posibilidad de hacerse
operar su miembro, pues afirma que no sabe mucho del tema. Es claro el rechazo
que siente por su cuerpo, su ropa y su trabajo, por ello busca por medio de la
transformación convertirse en una mujer para ser reconocido como tal y no
como un hombre afeminado. Reconoce que vive dentro de una comunidad con valores
y principios muy tradicionales, le mencionan lo que debe hacer un hombre, le insisten en conseguir
una buena muchacha con la cual se case y pueda tener hijos. Cuando sale al
parque, los jóvenes menores en grupos, lo ofenden con palabras vulgares, las
ofertas de hombres pervertidos con dinero no se hacen esperar, la
responsabilidad que le encargó su padre de trabajar la finca para el sustento
de la familia, todas estas situaciones hacen que su identidad sexual permanezca
escondida en el clóset de la ropa sucia y su sueño de ver la mujer que es, en
el espejo aún se ve muy lejos.
El
miedo, el grado de agresión, la vergüenza, la homofobia que produce la
discriminación y el rechazo social, el enjuiciamiento de los patrones y normas
culturales que excluyen el punto raro de
un grupo plural homogéneo afectan todos los aspectos de la vida de una persona,
lo que da lugar a unas reacciones
diversas, cuyas manifestaciones más polarizadas, serian un mayor grado de ocultamiento
intentando responder a las expectativas externas dejando a un lado las
internas. La idea de comunidad diversa debería traducirse en
políticas que reconozcan la heterogeneidad de los diferentes colectivos en el
contexto plural, en programas de desarrollo comunitario e individual, servicios
sociales que faciliten toda la información pertinente al sexo – género y todo
lo que implica el tema de sexualidad, sin prejuicios ni moralidades; dirigido
tanto a jóvenes como adultos de la zona rural, para tratar de lograr el
reconocimiento social y con ello el cumplimiento de los derechos constitucionales
de los gays en el contexto local.